Belleza en entorno natural

En el Barrio de Palermo, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se encuentra la Iglesia abacial San Benito. Junto a ella, emplazada sobre una manzana que se presenta boscosa sobre la avenida Luis María Campos, entre las intersecciones Gorostiaga y Maure; La Abadía de San Benito emerge a lo alto con su particular estilo ecléctico.
El complejo de La Abadía comenzó a construirse en 1924. Para la edificación fueron convocados numerosos arquitectos destacados de la época; pero finalmente, el proyecto fue delineado por el Presbítero Eleuterio González, quien fue uno de los primeros seis monjes que llegaron a Buenos Aires a principios del siglo XX.
La construcción del edificio se prolongó por más de seis décadas, lo que propició que en el proyecto participen numerosos arquitectos y presbíteros, otorgándole la conjunción de diversos estilo.

La edificación de la Iglesia Principal fue iniciada en 1941, gracias a la donación realizada por la familia Blaquier. Con la concesión del terreno por parte de la familia Tornquist, sumado a los aportes desinteresados de numerosas familias de Buenos Aires, contribuyeron a que el edificio se desarrollara, adoptando la arquitectura propia de la época. El Monasterio siguió creciendo, y en octubre de 1950 fue considerado Abadía.
El complejo fue construido en lo alto del predio, emergiendo de su entorno, característica típica de los predios elegidos por los benedictinos para sus abadías. Compuesto por dos claustros, representa un gran ejemplo de historicismo tardío.
En su conjunto, la edificación ostenta un estilo neo medieval con referencias de los estilos románico y gótico tardío.

En la edificación se destaca el juego entre los llenos y los vacíos, y la riqueza de las proporciones de los espacios de gran verticalidad, marcan la caja. Las arcadas y los cielorrasos con arcos de medio punto aportan el rasgo de personalidad.
El complejo de La Abadía abraza un gran patio central, un pulmón verde engalanado, que responde a la forma de vida benedictina. El mismo, se encuentra circundado por galerías monarcales, que reivindican el espíritu católico. Los claustros con arcadas y los capiteles románicos referencian a los claustros de Silos.
El edificio de La Abadía se presenta como un espacio de gran riqueza patrimonial y una atmósfera única, sobre una superficie de cinco mil metros cuadrados, que logra conjugar belleza, espiritualidad y una impronta inigualable.•

Fuente: Casa FOA / www.casafoa.com
Fotos y texto: Leandro Arévalo