La estrategia del caracol

Ver una fotografía de esta casa y evocar a Gaudí parecen ser dos operaciones inevitables y simultáneas. Aquel Gaudí que desde el movimiento moderno abrazó los postulados del organicismo. A saber: la promoción de la armonía entre el hábitat humano y el mundo natural mediante un diseño que busca integrarse al entorno de manera total y ser integrado en sí. La vivienda, sus muebles y los alrededores tenderían a ser parte de una composición unificada y correlacionada. “Forma y función son una” –diría Frank Lloyd Wright, otro miembro destacado del organicismo- y la forma se encuentra en la naturaleza. Se la busca y se la halla en lugar de conferirla desde afuera. En otras palabras, se intenta ayudar a que las cosas descubran su propia forma.

En una clara referencia a la suya, esta vivienda fue bautizada por su autor como Nautilus. Porque Nautilus (del griego “marinero”), además ser el nombre del legendario submarino que Julio Verne crea para su clásica novela de aventuras Veinte mil leguas de viaje submarino, es un género de moluscos (cuya especie más conocida se guarece en un espiral equiangular casi perfecto) y la casa –construida en espiral, sin separaciones interiores y de formas exclusivamente curvas y envolventes- su evidente concha. La idea base es que el habitante se sienta como el molusco: cobijado y a la vez parte de su vivienda.
Nautilus tiene 330 m² y fue planeada para un joven matrimonio con dos hijos. El terreno, de una topografía ascendente, limita al sur, al norte y al este con altos edificios, pero hacia el oeste, en donde se sitúa la entrada, puede disfrutarse de una agradable vista de las montañas. Se accede por una escalera en espiral que, valiéndose de la elevación del predio, conduce al visitante hacia el interior dando la impresión de flotar sobre la vegetación.
Desde el ingreso mismo el afuera continua presente: las plantas ocupan buena parte del espacio y los cristales coloridos de la fachada principal incrustados en la estructura de acero y cemento que compone la casa, iluminan las formas sinuosas del interior que las imitan. Estamos en un cuento maravilloso y si en lugar de vidrios de colores los de la fachada fueran caramelos, esperaríamos que sea un gnomo el que abra la puerta.

La escalera en espiral sigue ascendiendo sin interrupciones a través del vestíbulo, pasa por el estar que surge como una flor de entre la vegetación, por la sala de televisión (al centro, si es que puede postularse la existencia de tal cosa en esta construcción fluida y rizomática) y se eleva hacia el estudio. En la parte trasera están los cuartos, la cocina y los servicios. Nada es paralelo, la casa es un espacio continuo e indiviso y sería por completo inadecuado referirse a sus diferentes alturas como “pisos”. Tampoco sería del todo acertado hablar de ventanas para describir las numerosas aberturas redondeadas que permiten un copioso ingreso de la luz, además de formar un sistema de ventilación que posibilita que la temperatura ambiente se acomode a los cambios climáticos.
En cuanto a los “muebles” parecen en realidad emerger del piso (como el juego tipo flor que forman los sillones y mesa del estar) o de las paredes (es el caso de la cama y las mesitas de noche de la suite matrimonial). Lo mismo puede decirse de los de la sala de televisión. La creación de los toilettes, en cambio, roza directamente el estatuto de escultura: la grifería y la bacha tradicionales fueron reemplazadas aquí por una especie de fuente que gana en estilo sin perder funcionalidad, en la que la línea de venecitas y las pastillas de vidrio incrustadas reenvían a un tranquilo ambiente subacuático e íntimo. (Jonás pero en el interior de una ballena de lujo.)
El blanco de las paredes sólo se ve alterado por el verde de las plantas y por los detalles de colores fuertes, en la paleta de los vidrios ya mentados, que se destacan en parte de la tapicería.
Un espacio realmente armónico, un hábitat orgánico y una obra de arte, todo a la vez, es lo menos que puede decirse de la casa Nautilus.

Fotos: Francisco Lubberto, Jaime Jacott, Javier Senosian

[ INFORMACIÓN ]
Vivienda unifamiliar. Nautilus
Ubicación: Naucalpan, Estado de México
Año de Realización: 2007
Superficie: 330 m²

[ PROYECTO ]
Arq. Javier Senosiain
Colaboradores: Arq. Luis Raúl Enríquez
www.arquitecturaorganica.com
[email protected]