Con historia fundacional
**este año el edificio de la biblioteca nacional celebró 20 años desde suinauguración, con una exposición especial con planos, avances de obra yfotografías. a continuación, un recorrido por la historia de un emblema de lacultura nacional.
Patrimonio 05 de diciembre de 2012 Espacio&Confort
La Biblioteca Nacional fue creada el 13 de septiembre de 1810 (por entonces Biblioteca Pública de Buenos Aires) mediante un decreto de la Primera Junta, emplazada en sus orígenes, en la Manzana de las Luces, donde actualmente se cruzan las calles Moreno y Perú.
Fue Mariano Moreno quien impulsó la creación de la Biblioteca en el marco de un conjunto de medidas que se proponían forjar la opinión pública respecto a la vida política y cívica. Algunos meses antes, el mismo Moreno, junto a Cornelio Saavedra, fueron quienes dictaminaron la expropiación de bienes y libros del obispo Orellana, quien fuera juzgado de conspirar contra la Primera Junta. De esta manera quedó constituido el primer fondo de la Biblioteca, el cual contó también con donaciones realizadas por el Cabildo Eclesiástico, el Real Colegio San Carlos, Luis José Chorroaín y Manuel Belgrano.
La Biblioteca adquirió el carácter de Nacional hacia la década del ’80 del siglo XIX, en concordancia con la evolución de las instituciones del país. En los años en los que se efectiviza la conformación del Estado Nación, la Biblioteca se consolidó como un reservorio patrimonial y cultural.
Paul Groussac supo ser director de la Biblioteca durante más de cuarenta años, logrando mediante su gestión, un proceso de modernización y estabilización, obteniendo durante dicho periodo, un edificio exclusivo emplazado en México 564. Durante las más de cuatro décadas de gestión, Groussac logró amalgamar la acumulación bibliográfica con la creación de un centro de creación y pensamiento, materializándose en diversas y prestigiosas publicaciones.
Ya en el siglo XX, la Biblioteca Nacional contó con dos largas gestiones. La primera de ellas fue desarrollada por Gustavo Martinez Zuviría, autor de diversos libros de venta masiva y acérrimo difusor de posiciones antisemitas. Estuvo al frente de la dirección de la Biblioteca por espacio de 25 años, desarrollando una vasta labor referida a la compra bibliográfica, publicaciones de documentos como así también intervención en debates culturales. Entre las adquisiciones más importantes se encuentra la compra de la colección del hispanista francés Foulche-Delbosc, obras esenciales en el estudio de la historia española.
La segunda de las gestiones más trascendentes en la historia de la Biblioteca Nacional, estuvo a cargo del escritor Jorge Luis Borges, autor de “La Biblioteca de Babel”. Durante su periodo al frente de la institución supo erigir a la Biblioteca como tema de pensamiento y literatura, como así también realizar las gestiones pertinentes, junto al subdirector José Edmundo Clemente, para la construcción de un nuevo edificio.
En 1960 se dispone un predio de tres hectáreas para su construcción, entre las avenidas del Libertador, General San Martín y Las Heras, y las calles Agüero y Austria. La obra fue adjudicada al proyecto presentado por los arquitectos Clorindo Testa, Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga, mediante un concurso nacional en 1961; y la piedra fundamental fue emplazada una década más tarde. La construcción se inició en 1971, pero avanzó con dificultad, y el edificio fue inaugurado finalmente el 10 de abril de 1992.
La idea principal, según lo relata el arquitecto Clorindo Testa, fue ubicar los depósitos del establecimiento bajo tierra, aprovechando que el Estado decidió expropiar la totalidad de la manzana para crear una plaza pública. El objetivo era proteger a los libros del efecto nocivo de la luz y a su vez, permitiría en un futuro expandir el espacio de los depósitos, de ser necesario, sin interrumpir el funcionamiento del establecimiento.
La fachada del edificio presenta un estilo denominado brutalista (un estilo surgido en los años ‘50), que como rasgo fundamental, se destaca que la estructura principal fue resuelta en hormigón armado, dejada a la vista y tratada de manera escultórica.
El proyecto se propuso permitir un crecimiento de los depósitos y un aprovechamiento urbanístico y arquitectónico, salvaguardando el espacio verde, la barraca y la diversidad botánica de los alrededores.
Fue Mariano Moreno quien impulsó la creación de la Biblioteca en el marco de un conjunto de medidas que se proponían forjar la opinión pública respecto a la vida política y cívica. Algunos meses antes, el mismo Moreno, junto a Cornelio Saavedra, fueron quienes dictaminaron la expropiación de bienes y libros del obispo Orellana, quien fuera juzgado de conspirar contra la Primera Junta. De esta manera quedó constituido el primer fondo de la Biblioteca, el cual contó también con donaciones realizadas por el Cabildo Eclesiástico, el Real Colegio San Carlos, Luis José Chorroaín y Manuel Belgrano.
La Biblioteca adquirió el carácter de Nacional hacia la década del ’80 del siglo XIX, en concordancia con la evolución de las instituciones del país. En los años en los que se efectiviza la conformación del Estado Nación, la Biblioteca se consolidó como un reservorio patrimonial y cultural.
Paul Groussac supo ser director de la Biblioteca durante más de cuarenta años, logrando mediante su gestión, un proceso de modernización y estabilización, obteniendo durante dicho periodo, un edificio exclusivo emplazado en México 564. Durante las más de cuatro décadas de gestión, Groussac logró amalgamar la acumulación bibliográfica con la creación de un centro de creación y pensamiento, materializándose en diversas y prestigiosas publicaciones.
Ya en el siglo XX, la Biblioteca Nacional contó con dos largas gestiones. La primera de ellas fue desarrollada por Gustavo Martinez Zuviría, autor de diversos libros de venta masiva y acérrimo difusor de posiciones antisemitas. Estuvo al frente de la dirección de la Biblioteca por espacio de 25 años, desarrollando una vasta labor referida a la compra bibliográfica, publicaciones de documentos como así también intervención en debates culturales. Entre las adquisiciones más importantes se encuentra la compra de la colección del hispanista francés Foulche-Delbosc, obras esenciales en el estudio de la historia española.
La segunda de las gestiones más trascendentes en la historia de la Biblioteca Nacional, estuvo a cargo del escritor Jorge Luis Borges, autor de “La Biblioteca de Babel”. Durante su periodo al frente de la institución supo erigir a la Biblioteca como tema de pensamiento y literatura, como así también realizar las gestiones pertinentes, junto al subdirector José Edmundo Clemente, para la construcción de un nuevo edificio.
En 1960 se dispone un predio de tres hectáreas para su construcción, entre las avenidas del Libertador, General San Martín y Las Heras, y las calles Agüero y Austria. La obra fue adjudicada al proyecto presentado por los arquitectos Clorindo Testa, Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga, mediante un concurso nacional en 1961; y la piedra fundamental fue emplazada una década más tarde. La construcción se inició en 1971, pero avanzó con dificultad, y el edificio fue inaugurado finalmente el 10 de abril de 1992.
La idea principal, según lo relata el arquitecto Clorindo Testa, fue ubicar los depósitos del establecimiento bajo tierra, aprovechando que el Estado decidió expropiar la totalidad de la manzana para crear una plaza pública. El objetivo era proteger a los libros del efecto nocivo de la luz y a su vez, permitiría en un futuro expandir el espacio de los depósitos, de ser necesario, sin interrumpir el funcionamiento del establecimiento.
La fachada del edificio presenta un estilo denominado brutalista (un estilo surgido en los años ‘50), que como rasgo fundamental, se destaca que la estructura principal fue resuelta en hormigón armado, dejada a la vista y tratada de manera escultórica.
El proyecto se propuso permitir un crecimiento de los depósitos y un aprovechamiento urbanístico y arquitectónico, salvaguardando el espacio verde, la barraca y la diversidad botánica de los alrededores.
Fuente: www.bn.gov.ar
Texto: Leandro Arévalo
Fotos: Arq. Heber guruciaga
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