El efecto de las LEFI en el Real Estate
El reciente rescate de las LEFI por parte del Estado argentino, ante la negativa de los bancos a renovarlas, inyectó al mercado una liquidez cercana a los 10 billones de pesos. Este monto equivale aproximadamente a un tercio de la masa monetaria existente al momento de la operación, lo que en principio podría despertar temores inflacionarios. Sin embargo, la realidad mostró un impacto diferente y, en algunos sectores, claramente positivo.
En primer lugar, el Gobierno acompañó esta inyección de dinero con medidas que moderaron su efecto sobre el circulante. Por un lado, elevó los encajes bancarios al 40%, lo que significa que casi la mitad de los depósitos debe permanecer como respaldo y no puede destinarse a préstamos. Por otro, incrementó las tasas de interés de referencia, incentivando a que los pesos permanezcan dentro del sistema financiero. Estas políticas absorbieron parte del nuevo dinero, evitando que toda la liquidez extra se volcara de inmediato al consumo y a los precios.
Pero el impacto más interesante se dio en el plano productivo. En un contexto previo de baja actividad en sectores como la construcción y ciertos rubros comerciales, el ingreso de esta liquidez funcionó como un “shock” de reactivación. La economía, que necesitaba un impulso para salir de la desaceleración, encontró en este flujo de fondos una oportunidad para recomponer niveles de actividad sin presionar al alza los precios. Esto fue posible, en parte, porque existían stocks elevados de mercaderías en muchos sectores, y las ventas estaban por debajo de lo habitual. En ese escenario, la mayor demanda se canalizó hacia la utilización de capacidad ociosa antes que hacia aumentos de precios.
En el mercado inmobiliario, el efecto fue inmediato. El costo del metro cuadrado de construcción en dólares se volvió más atractivo al no registrar subas significativas en los materiales, lo que mejoró los márgenes y la previsibilidad de los desarrolladores. Al mismo tiempo, empresas, comerciantes e industriales, al verse con mayor circulante y mejores expectativas de negocio, comenzaron a destinar capital a la compra de propiedades y proyectos en construcción.
Gran parte de esos 10 billones liberados encontró un destino directo en el Real Estate, tanto en operaciones de compra-venta como en el financiamiento de nuevas obras. El resultado: un impulso renovado para la industria de la construcción, un sector clave para el empleo y el crecimiento económico.
En síntesis, el rescate de las LEFI no sólo no desató una ola inflacionaria, sino que actuó como catalizador de la recuperación inmobiliaria, reforzando al ladrillo como refugio de valor y motor de la economía argentina.
Por German Pacchioni
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