Diseñar con el cliente en el centro
La arquitectura cobra sentido cuando responde a la vida real y en esta casa, cada decisión de diseño partió de una consigna clara: adaptarse al cliente.
En un barrio privado de Pilar, el Estudio A.S.DSGN, liderado por Andrés Moguilevskyy Sebastián Cardinale, diseñó una casa que terminó transformándose en algo más que un proyecto inmobiliario. Lo que comenzó como un emprendimiento comercial mutó, durante el transcurso de la obra, en el refugio permanente de su propio cliente. El propietario, que inicialmente pensaba usarla como casa de fin de semana, se encariñó tanto con el espacio que dejó su alquiler en Puerto Madero y se mudó definitivamente.
La vivienda, de unos 200 metros cuadrados, cuenta con tres dormitorios y una planta baja abierta que integra el frente y el fondo del lote. Desde un primer momento, el cliente dejó en claro su preferencia por el color negro. Lejos de esquivarlo, el estudio lo abrazó con naturalidad. Acostumbrados a trabajar con tonos oscuros, los arquitectos reivindican el negro como un color que aporta profundidad, elegancia y atmósfera. “El negro no achica los ambientes”, sostienen. “No por pintar una habitación de blanco va a tener más metros: el color define sensaciones, no dimensiones”.
Esa apuesta por los colores neutros les permitió jugar con las texturas. En las paredes, las cocinas y la fachada se eligieron revestimientos ranurados y materiales nobles. La terraza, de 60 metros cuadrados, se transformó de una incógnita en un espacio clave: pérgolas, hamacas, un rincón de fuego y muebles bien elegidos la convirtieron en uno de los lugares más usados de la casa. “Los espacios se usan si se los diseña para ser usados”, resumen los autores.
En el exterior, el jardín fue diseñado con especies autóctonas y vegetación de crecimiento rápido para brindar intimidad sin restar amplitud visual. La iluminación, por su parte, fue pensada como un elemento esencial del diseño. Luces indirectas, gargantas, lámparas de pie y recursos por el piso permiten modular ambientes según el momento del día o el estado de ánimo.
Más allá de la arquitectura en sí, lo que destaca en este proyecto es el vínculo con el cliente. “No nos interesa terminar una obra y desaparecer. Acompañamos durante todo el proceso y seguimos cerca después”, afirman. Esa filosofía se refleja en gestos concretos: recibir fotos de la terraza al atardecer, asesorar sobre una lámpara nueva o enviar una sugerencia por WhatsApp cuando ven algo que podría quedar bien en la casa. La obra continúa incluso cuando está terminada.
SDS GN defiende una arquitectura donde el ego del arquitecto no ocupa el centro. Lejos de imponer una visión autoral, el estudio se posiciona como una herramienta al servicio del cliente, ayudándolo a tomar decisiones, a veces incluso con objetos cargados de valor afectivo: un cuadro heredado, un sillón con historia. “Diseñamos un marco para que cada persona pueda habitar su casa a su manera”.
Para este proyecto en particular, la sintonía fue total. El cliente, soltero y con un perro, supo expresar con claridad lo que quería, y el estudio encontró en ese diálogo fluido la base para una obra sólida, sin tensiones ni fricciones. “Lo más importante es que él esté contento”, repiten. Y así fue: hoy vive en esa casa, feliz, y sus arquitectos lo siguen acompañando.•
Fotos: Arq. Heber Guruciaga | @heberguru
PROYECTO
A.S.DSGN
Instagram: @a.s.dsgn
INFORMACIÓN
Ubicación: Pilar
Sup. Construida: 200 m²
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