A escala humana

Modernidad y solemnidad se imponen a través de la gracia medida y la armonía visual que se combinan en esta vivienda. Una respuesta sincera del estudio de arquitectura Luis Couyet y Asociados, que traduce en forma grandilocuente las directivas que impone la arquitectura de este milenio. El partido adoptado, de notable síntesis compositiva, se materializa a través de un todo equilibrado de plantas y alzadas, rígidamente ortogonales. La diversa modulación de sus volúmenes confiere un gran dinamismo al conjunto a través de una austeridad de formas y elementos que no compiten con su entorno. De esta manera, se destacan sus líneas netas, que intentan marcar una relación de perspectiva entre cada uno de los ambientes y la caja paisajística que la contiene, pero siempre con la naturaleza de fondo. Se trata de una soberbia residencia donde hay rincones abiertos y descontracturados, ideales para perderse en la perspectiva soñada que asalta desde cada uno de sus ventanales. En el extenso parque se crearon zonas para que los miembros de la familia tuvieran su espacio propio con distintas funciones: descanso, distracción o reunión. Rodeada de intensos verdes, una tentadora y cristalina plaza de agua invita a dar largas brazadas o, simplemente, un ocasional chapuzón revitalizante en los días o noches templadas. La organización funcional de esta vivienda se cristaliza a través de una planta de esquema en L, de dos alzadas, distribuyendo en la planta baja las áreas sociales – cocina abierta con comedor diario, family room, estar y comedor principal. Son estancias que armoniosamente se fusionan entre sí, invitando a recibir y permanecer. En tanto en el nivel superior se definen las áreas de mayor intimidad – dormitorios -, con una extensa terraza solárium privada que se acopla al dormitorio matrimonial.

Austeridad, confort y vistas hacia el exterior libre de obstáculos como norma. Esta fue una de las premisas inamovibles a la hora de generar esta propuesta, y también al momento de elaborar su arquitectura interior. La expresión de este concepto estético fue tomando cuerpo en cada una de las amplísimas y luminosas estancias. No se trató sólo de decorar sino de acompañar el lenguaje exterior de la arquitectura de esta soberbia residencia. Se buscó una ambientación muy liviana, una síntesis, una uniformidad, tanto en el diseño de la caja, como en el uso de materiales, el color y su equipamiento. Todo muy contemporáneo.
Las estancias emanan un clima informal y a la vez intimista, donde diversos sectores se caracterizan por la claridad imperante y la presencia de muebles y objetos de clara identidad de este milenio. Muy a tono con la personalidad de esta impactante residencia. El estar se hace presente en una ubicación inmejorable, con un lenguaje propio que se proyecta más allá de la galería por medio de un mobiliario de impecable diseño actual y objetos de la vida cotidiana, sumado al detalle de moderno confort. Se trata de un ámbito de interminables tertulias y relax que se abre hacia el exterior a través de amplísimos paños vidriados de piso a techo que, como una magnifica obra pictórica viviente, exhiben el modo en que la intensa acuarela de verdes, propiedad del parque, se fusiona a la arquitectura interior. El comedor, integrado al estar en un único sector social, acentúa el estilo actual de vivir y relacionarse de sus moradores. Un sector conformado por una mesa rectangular de madera oscura, alrededor de la cual se congrega un juego de sillas de diseño muy moderno. El placer de recibir amigos o familia y no dejar de compartir ni un sólo instante de las amenas conversaciones que se suceden, se manifiesta a través de la ubicación de la cocina. Un recinto muy luminoso y de plena contemporaneidad, que se fusiona al family-room. Cada dormitorio tiene una ambientación personalizada. Ámbitos para el puro descanso, embebidos en una atmósfera única, en la que los acabados, los géneros y las piezas de mobiliario atienden al cuidado diseño. Otro “leit motiv”, es la apertura hacia el exterior que goza la suite matrimonial. Un espacio abierto – terraza solárium – cuyo techo sólo es el azul del cielo, permitiendo una nueva libertad espacial y, al mismo tiempo, una relación más cercana con el paisaje circundante.
Un delicado y preciso sistema de iluminación descubre, durante las noches, todos los atractivos de esta casa. Un juego bien pensado de luminarias encantan al paisaje circundante.
Aquí, todo es goce de los sentidos, y una diversidad tal, que pide una recorrida y otra…y otra más. Una residencia donde las visitas se irán siempre con ganas de ser invitadas nuevamente. Es que, de esta casa, siempre se quiere pedir un “bis”.

Texto: Dis. de Interiores Ana Thorschmidt
Foto: Leandro Arévalo

PROYECTO
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