Sitio de memoria
** _“se abre un nuevo camino para la escritura de la historia en una nuevaclave para garantizar un futuro con memoria. en argentina la memoria seplantea con acento político y establece una relación con la justicia. ”_andreas huyssen.
Walter Benjamín afirmaba que todo documento de cultura es a su vez documento de barbarie. En un sentido literal, la Casa Mariani Teruggi resulta elocuente “en tanto documento de barbarie”; su destrucción es un claro testimonio de la violencia indiscriminada ejercida por el Estado durante la última dictadura militar.
El 24 de noviembre de 1976 las fuerzas de la represión ilegal de la dictadura, lanzaron sobre una vivienda de la calle 30 entre 55 y 56 de la ciudad de La Plata un desmesurado ataque que tuvo como resultado el asesinato de cinco militantes y la desaparición de Clara Anahí, de tres meses de edad, hija del matrimonio formado por Diana Teruggi y Daniel Mariani. Diversas circunstancias permitieron que esta obra llegara a nuestros días con casi todas las huellas de aquel ataque, además de las marcas de los sucesivos avatares por los que transitó a lo largo de más de 30 años.
A fin de conservar la Casa como “documento” y revalorizarlo como sitio de memoria, se planteó la necesidad de realizar sobre su estructura físico material una serie de operaciones técnicas que, a pesar de la pequeña escala de la obra, resultaban complejas.
El trabajo plantea un problema de gran interés para las políticas de conservación actuales de bienes culturales y presenta múltiples dimensiones, ya que involucra no sólo a la arquitectura, a la ciudad y a diversos actores, sino a uno de los conflictos centrales de nuestra época: las formas de tramitar el pasado.
Dado entonces el estado que La Casa presentaba tras más de treinta años de vicisitudes, fue necesario elaborar una propuesta cuyo objetivo fuera detener el deterioro de sus componentes, consolidar los elementos con riesgo estructural e instrumentar una serie de acciones tendientes a restaurar en forma integral la obra, fijando como premisa no alterar sus características materiales y, fundamentalmente, conservar las huellas del ataque.
Interpretación del Sitio
La idea de la intervención era que La Casa vuelva a ser una casa y deje de ser la ruina en que las circunstancias “no memorables” la habían convertido. Esto implicaba la necesidad de aplicar un criterio selectivo respecto a qué re-memorar. La Casa en tanto SITIO DE MEMORIA estaba atravesada por dimensiones de índole histórica, arqueológica y arquitectónica. Estas tres dimensiones debían interactuar, establecer un diálogo productivo a fin de permitir reflexionar en la Casa con sentido crítico sobre nuestro pasado; se trataba de proponer un modo de ver, de presentar un documento material del terrorismo de Estado.
En base a estas reflexiones se decidió que la restauración debía poner en escena el momento inmediatamente posterior al ataque y así hacer legible la Casa como Sitio de Memoria.
A partir de esta premisa se trabajó con fuentes documentales que permitieran una aproximación mas ajustada al estado de la vivienda en ese “punto cero”, analizando diversas fotografías y textos y, sobre todo, los relatos de Chicha. Ella describió cada uno de los locales precisando el equipamiento, la posición de los muebles, los trabajos que su hijo hizo en la Casa y hasta los colores que había utilizado en componentes faltantes. Estos elementos ayudaron a precisar los límites de la intervención.
Por otra parte se planteó la necesidad de relacionar la dimensión material de las huellas del ataque con el relato histórico de lo acontecido en ese escenario. En este sentido, los datos recopilados a partir de distintos testimonios y del Juicio por la Verdad daban sentido a cada una de las marcas y resignificaban los espacios particulares del enfrentamiento, la imprenta, los sitios donde murieron los militantes –el Limonero en el caso de Diana, el tanque de agua en el de Bossio - y, sobre todo, el rol de la cubierta en relación al ataque perpetrado por alrededor de 200 efectivos, no sólo por las heridas que atesora sino como escenario táctico del ataque (los distintos relatos remiten a los movimientos de los represores por los techos de las casas vecinas y por los muros medianeros). Dadas estas condiciones se propuso la incorporación de un recorrido para una lectura integral del sitio, que permita al visitante observar y comprender la Casa como totalidad y el silencioso y violento mensaje de cada una de sus marcas. A tal fin se incorporó sobre la cubierta una pasarela que efectivamente permite reconocer desde cerca las marcas del ataque y tener amplias perspectivas de la ciudad.
Proyecto de restauración e intervención
El proyecto se desarrolló a partir de disponer una cubierta translúcida destinada a proteger las partes más expuestas de la vivienda, tales como la fachada principal y la correspondiente al patio lateral y la casi totalidad de la cubierta. Cuatro columnas compuestas por perfiles de acero laminado -tres ubicadas en el exterior y una dentro de un local ya alterado- permitieron resolver los únicos apoyos. Dos cabriadas toman los 12 metros de luz –junto a cada medianera- y una estructura secundaria soporta la cubierta de vidrio.
La escalera de un tramo conduce a una pasarela que se desarrolla por encima de la cubierta existente, con el fin de organizar un recorrido destinado a reconocer el nivel desde donde se desarrolló parte del “operativo” -medianeras y cubiertas de las casas vecinas- y visualizar las huellas del ataque, particularmente en el tanque de agua y en las chapas de distintos sectores de la cubierta.
Para la materialización de la nueva intervención se optó por la utilización de perfiles normales de acero laminado unidos mediante bulones con la idea de enfatizar la idea de reversibilidad, todo es desmontable.
La geometría adoptada, rotada 30º respecto a la de la vivienda, está orientada a dotar a la nueva intervención de una identidad geométrica respecto a la de la casa existente, propiciando la diferenciación entre el objeto de memoria, propiamente dicho y la estructura que lo protege.
La propuesta tenía como objetivo -además de contribuir a la conservación del bien- dotarlo de condiciones de habitabilidad acordes a su nueva función. La obra incluyó trabajos de restauración que implicaron la consolidación estructural de distintos sectores cuya estabilidad estaba comprometida (paredes del galpón y losa de la cocina auxiliar) y la reversión de aquellos factores que habían degradado materialmente a la obra a lo largo del tiempo trascurrido desde la incursión, la consolidación de las marcas del ataque, la reintegración de componentes que la Casa había perdido a partir de actos de vandalismo y transformaciones inadecuadas (dentro de los límites que los documentos históricos y los vestigios materiales conservados lo permitieron) y la conservación de los elementos originales que habían perdurado.
Se contemplaron igualmente criterios de mínima intervención, reversibilidad y legibilidad en el sentido de la distinción de lo nuevo frente a lo original existente. Si bien la intervención realizada tuvo por objetivo la conservación del bien y de las huellas del ataque, la reversión de patologías y de otras circunstancias que obraron con el paso del tiempo, resultaba particularmente significativo darle legibilidad al sitio como escenario activo de la Memoria. La transmisión del mensaje a partir del relato oral de los guías que genera cada recorrido por La Casa se traduce en el conocimiento de las circunstancias históricas por las que atravesó el Sitio, potenciando su capacidad de generar un sentido crítico ante la evidencia de lo sucedido; brindando a la Sociedad la oportunidad de traducir los vestigios, las marcas, en elementos de reflexión para comprender el presente desde lo acontecido en el pasado.
Texto y fotos:
Cedidas por Fernando Gandolfi y Ana Ottavianelli
[ PROYECTO ]
Arq. Fernando Gandolfi - Arq. Ana Ottavianelli
Premio Nacional SCA/CICoP a la mejor intervención
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